La tecnología de sensores revoluciona la producción lechera.
El uso de tecnologías de precisión en la ganadería
mediante el seguimiento del comportamiento y parámetros biológicos individuales
de los animales está avanzando para mejorar las prácticas de gestión, salud y
bienestar animal. Con el tiempo hemos pasado de una observación visual,
evaluación y toma de medidas poblacionales hacia manejos de individuos y con
datos cada vez mas precisos. La recopilación continua de información con
sensores sobre el comportamiento de los animales, es una forma prometedora de
abordar varias de estas áreas. Existen diversos tipos de sensores (de sonido,
imágenes, GPS, acelerómetros, temperatura, pH, etc.). Los acelerómetros
portátiles son el sistema mas comúnmente utilizado para capturar el
comportamiento de las vacas. Y existen en el mercado una gran variedad de
acelerómetros y que pueden ser llevados por el animal en varias partes del
cuerpo, siendo los de collar los mas difundidos comercialmente.
Todos estos sensores necesitan de modelos
matemáticos que procesen esa información. Por lo que están surgiendo muchos
trabajos científicos que evalúan los modelos que mejor predicen el
comportamiento. Una reciente revisión sistemática de todos los datos publicados
a nivel internacional en revistas científicas, evaluó la fortaleza y
debilidades de los modelos de predicción de comportamiento de los
acelerómetros. Evaluando la recopilación de datos, el procesamiento de los
datos y desarrollo de modelos matemáticos de predicción. Esta revisión muestra
que con los acelerómetros (collares) se puede predecir con mucha precisión
varios comportamientos importantes como pastorear/comer, rumiar, y moverse.
A su vez han sido validados en sistemas
estabulados, como así también en pastoriles. Donde los dispositivos y sus
modelos de predicción resultaron confiables para monitorear y registrar con precisión
comportamientos de pastoreo y rumia de las vacas. Todo esto en sistemas
similares a los ampliamente difundidos en la argentina, donde la vaca dedica
mucho tiempo y energía a la cosecha del forraje. Siendo la cantidad de forraje
cosechado por el animal la variable fundamental que determina la mayor la
producción de leche.
La combinación de varios tipos de sensores,
permite medir otras variables como rumia y regurgitación. O también pH,
motilidad ruminal y temperatura con sensores instalados en bolos ruminales. Sin
embargo, algunos de estos solo se usan a nivel científico con poca difusión en
sistemas comerciales de producción de leche.
El uso de sensores para la detección de celo por
cambios en comportamiento de las vacas, es uno de los que demuestra mayor
exactitud de predicción. Siendo al día de hoy, uno de los principales motivos
de uso, mejorando la reproducción de las vacas en los tambos. Las áreas donde
son mas difíciles de predecir, son aquellos comportamientos transicionales o
poco observados, que pueden ser de relevancia en la salud y bienestar del
animal. Acostarse y levantarse pueden tener baja sensibilidad, lo que podría
dificultar detección de cojeras para evaluar salud animal. Algo similar ocurre
con comportamientos de aseo personal y de interacción social (lamerse) que
pueden ser indicadores de bienestar animal. O el caso de comportamientos de
mantenimiento como beber y orinar, y su valor para abordar problemas medio ambientales.
La tecnología de sensores está revolucionando la producción
de leche a nivel mundial. Y por sobre todas las cosas, está dando herramientas
de medición para poder responder a la demanda de los consumidores que exigen
alimentos de origen animal saludables, sostenibles y éticos.
Si bien el mercado donde se ha explotado es en la detección de celo de las vacas lecheras, seguramente es en la salud y bienestar animal donde mas potencial de utilización tienen. Las erráticas variaciones de la economía argentina y su impacto el sector lechero argentino son un problema para la inversión en tecnología. Sin embargo, la mayor limitante estará en disponer de gente capacitada para poder procesar la enorme cantidad de datos en tiempo real que se genera. La nueva generación de profesionales y gerenciadores de tambos deberá formarse para poder trabajar cómodamente entre la biología animal y la matemática del procesamiento de datos.