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Bovinos 01/09/2022 M.V., M. SC. Mariano Peralta

La tecnología de sensores revoluciona la producción lechera.

El uso de tecnologías de precisión en la ganadería mediante el seguimiento del comportamiento y parámetros biológicos individuales de los animales está avanzando para mejorar las prácticas de gestión, salud y bienestar animal. Con el tiempo hemos pasado de una observación visual, evaluación y toma de medidas poblacionales hacia manejos de individuos y con datos cada vez mas precisos. La recopilación continua de información con sensores sobre el comportamiento de los animales, es una forma prometedora de abordar varias de estas áreas. Existen diversos tipos de sensores (de sonido, imágenes, GPS, acelerómetros, temperatura, pH, etc.). Los acelerómetros portátiles son el sistema mas comúnmente utilizado para capturar el comportamiento de las vacas. Y existen en el mercado una gran variedad de acelerómetros y que pueden ser llevados por el animal en varias partes del cuerpo, siendo los de collar los mas difundidos comercialmente.

Todos estos sensores necesitan de modelos matemáticos que procesen esa información. Por lo que están surgiendo muchos trabajos científicos que evalúan los modelos que mejor predicen el comportamiento. Una reciente revisión sistemática de todos los datos publicados a nivel internacional en revistas científicas, evaluó la fortaleza y debilidades de los modelos de predicción de comportamiento de los acelerómetros. Evaluando la recopilación de datos, el procesamiento de los datos y desarrollo de modelos matemáticos de predicción. Esta revisión muestra que con los acelerómetros (collares) se puede predecir con mucha precisión varios comportamientos importantes como pastorear/comer, rumiar, y moverse.

A su vez han sido validados en sistemas estabulados, como así también en pastoriles. Donde los dispositivos y sus modelos de predicción resultaron confiables para monitorear y registrar con precisión comportamientos de pastoreo y rumia de las vacas. Todo esto en sistemas similares a los ampliamente difundidos en la argentina, donde la vaca dedica mucho tiempo y energía a la cosecha del forraje. Siendo la cantidad de forraje cosechado por el animal la variable fundamental que determina la mayor la producción de leche.

La combinación de varios tipos de sensores, permite medir otras variables como rumia y regurgitación. O también pH, motilidad ruminal y temperatura con sensores instalados en bolos ruminales. Sin embargo, algunos de estos solo se usan a nivel científico con poca difusión en sistemas comerciales de producción de leche.

El uso de sensores para la detección de celo por cambios en comportamiento de las vacas, es uno de los que demuestra mayor exactitud de predicción. Siendo al día de hoy, uno de los principales motivos de uso, mejorando la reproducción de las vacas en los tambos. Las áreas donde son mas difíciles de predecir, son aquellos comportamientos transicionales o poco observados, que pueden ser de relevancia en la salud y bienestar del animal. Acostarse y levantarse pueden tener baja sensibilidad, lo que podría dificultar detección de cojeras para evaluar salud animal. Algo similar ocurre con comportamientos de aseo personal y de interacción social (lamerse) que pueden ser indicadores de bienestar animal. O el caso de comportamientos de mantenimiento como beber y orinar, y su valor para abordar problemas medio ambientales.

La tecnología de sensores está revolucionando la producción de leche a nivel mundial. Y por sobre todas las cosas, está dando herramientas de medición para poder responder a la demanda de los consumidores que exigen alimentos de origen animal saludables, sostenibles y éticos.

Si bien el mercado donde se ha explotado es en la detección de celo de las vacas lecheras, seguramente es en la salud y bienestar animal donde mas potencial de utilización tienen. Las erráticas variaciones de la economía argentina y su impacto el sector lechero argentino son un problema para la inversión en tecnología. Sin embargo, la mayor limitante estará en disponer de gente capacitada para poder procesar la enorme cantidad de datos en tiempo real que se genera. La nueva generación de profesionales y gerenciadores de tambos deberá formarse para poder trabajar cómodamente entre la biología animal y la matemática del procesamiento de datos. 


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