Priorizar desarrollo mejorando calidad de RES
Entramos en época
de gran oferta de invernada por los destetes y los establecimientos
engordadores están expectantes como pocas veces tratando de tomar una posición
correcta ya que la actividad de terminación de ganado viene con cierto castigo
de precios a la hora de vender animales para faena. Si bien la invernada tiene
el precio lógico de acuerdo a los costos de producción, el engordador, no tuvo en
el último año un precio que le permita sostener el negocio a largo plazo, aun
con toda la tecnología disponible aplicada, y no es suficiente si el costo
productivo supera ampliamente al precio obtenido por el producto final. Esto, a
pesar de contar con precio de cereales y subproductos utilizados para la
formulación de los alimentos, mas bajo que en países líderes en engorde
intensivo como USA, Australia, etc. Claro que ellos cuentan con un precio de
venta que duplica o triplica lo que percibe hoy quienes con mucha inversión y
sin créditos, aunque con correcta aplicación de tecnología, les toca hacerlo en
Argentina.
¿Cómo podríamos
hacer desde la técnica de producción para equilibrar las cuentas de nuestros
productores? Sera que solo podemos esperar, al ingresar animales, que en el
corto tiempo de permanencia (80/120 días) el precio del stock se actualice y
entonces salir bien parados económicamente? La respuesta es compleja, mucho mas
para quienes debemos dar soluciones técnicas, que muchas veces no son ayudadas
por temas políticos en una economía muy castigada y con falta de programación.
Estamos preparados para generar programas productivos efectivos, aunque debemos
recalcular mucho mas de lo necesario y eso hace que la pérdida de eficacia
económica aparezca.
Dar mas tiempo al
ciclo productivo en el feedlot, vuelve a ser prioritario, dar el desarrollo a
los animales recién destetados con 180/200 kg, hasta los 300/320 kg, poniendo
énfasis en la capacidad de las curvas de crecimiento según el mérito genético,
pero dando opción al correcto desarrollo de los tejidos menos demandantes en
costo como el hueso y el musculo para luego imprimir a la finalización con alta
energía para producción de grasa, tejido de mayor costo en alimentación. El
frame (tamaño), sexo, historia nutricional y sanitaria, tienen alto impacto en
caso que el programa sea inadecuado. Definitivamente hay que maximizar el peso
de faena, sino, cual es el sentido de tener la excelencia genética, si luego,
“porque pide el mercado” los faenamos cortando la capacidad de entrega de kilos
por cabeza, con un 65/70 % de su capacidad según los planes genéticos en
diferentes razas con las que cuenta la Argentina.
Estamos
preparados y maduros para elaborar programas de alimentación, que representa el
mayor porcentaje del costo de producción, que maximicen la entrega de kg de res
por individuo, pero aún seguimos con la realidad del bajo peso de faena que
minimiza la entrega de kg de calidad. Es bien sabido ya en esta época, que
faenar un animal con menos edad y menos kg, no necesariamente aporta mejor
calidad de carne. Hay trabajos que sostienen que biotipos chicos (menor frame),
de mayor precocidad, logran marmoleo (marbling) con mayor facilidad, pero esto
no será posible si se intenta hacerlo en un periodo muy corto, con dietas de
muy alta energía (almidones), mala relación proteica en cantidad y calidad,
produciendo depósitos subcutáneos y no intramusculares. Respetar tiempos tiene
su beneficio económico y en calidad de res, es prioritario. Estamos preparados
y debemos profundizar el trabajo para llegar a faena en Argentina con animales
que a la salida del feedlot, superen los 460 Kg (machos), entregando un
producto de alta gama y explotando al máximo la capacidad de entrega de carne. Sería
ilógico que en un país que exporta genética de calidad en razas carniceras, no
sea en algún momento lógico a la hora de ejecutar un modelo de producción
integrada con saldos exportables de alta calidad atendiendo el mercado local
con la máxima eficiencia.