Consideraciones generales de la adición de fibra en raciones de animales monogástricos.
En la actualidad es indiscutido el uso de la fibra en la
alimentación de rumiantes así como la importancia de su utilización en cuanto
al beneficio que radica en lograr ambientes ruminales óptimos para favorecer la
microbiota que habita en el mismo. Pero no es tan conocido y es sumamente
cuestionado en ciertas ocasiones el uso de fibra en animales no rumiantes, es
decir, aves y cerdos.
Una cuestión no menor es conocer a que llamamos
arbitrariamente como “fibra”. Si nos remontamos a la antigua definición
analítica de Fibra Bruta de Wendee corresponde a “el residuo resultante de dos
hidrolisis de una muestra de alimento” (una ácida y otra alcalina) que simula a
grandes rasgos lo que sucede en la digestión de un monogástrico tanto a nivel estomacal
como intestinal. Este residuo no es más que una fracción de componentes como hemicelulosa,
celulosa y distintas fracciones de lignina.
Estas sustancias son componentes fundamentales de la
estructura de la pared celular de los vegetales y son de baja a nula digestión
por parte de los animales monogástricos. Dado que son carbohidratos libres de almidón,
muchas veces son denominados de dicha forma. No obstante, los carbohidratos
libres de almidón, incluyen a otros compuestos que corresponden a la pared
celular, pero son solubles y de mayor digestibilidad. Debido a que el análisis
de Wendee no puede determinar esta fracción, el concepto de fibra bruta termina
siendo poco abarcativo (Figura 1).
Una vez realizada esta diferenciación entre los carbohidratos que conforman la fracción de “fibra soluble” como las pectinas, gomas, mucílagos, β-glucanos y parte de la hemicelulosa (aunque es discutida su clasificación) y la fracción de “fibra insoluble” que comprende a parte de la hemicelulosa, la celulosa (digerible en animales herbívoros como rumiantes) y otros compuestos totalmente indigestibles como la lignina la pregunta sería: ¿Por donde pasan los beneficios de la incorporación de la fibra en raciones de animales monogástricos?
Figura 1: Componentes de las células vegetales.
Las dos características más importantes que presenta
la fibra soluble en el tracto digestivo, y que determinan su efecto sobre el
animal, son su capacidad de incrementar la viscosidad de la digesta intestinal
y su fácil fermentabilidad. Esto puede derivar en una pérdida de la
digestibilidad de las grasas especialmente en aves y un aumento en la
producción de ácidos grasos de cadena corta por acción de la microflora de la
sección distal del intestino delgado e intestino grueso.
Es por ello que antiguamente se consideraba a la fibra
como un factor antinutricional en las raciones para animales monogástricos y
recientemente se le ha otorgado un papel fundamental en la conservación de la
salud intestinal de los animales.
Las fuentes de fibra soluble son fermentadas
rápidamente por los microorganismos y provocan un aumento de la viscosidad de
la digesta, reducen la tasa de pasaje y pueden disminuir el consumo voluntario
debido al aumento de la saciedad. Por otro lado, la fibra insoluble atraviesa
el intestino sin ser digerida, aumenta la tasa de pasaje y el tamaño de la masa
fecal. Sin embargo, los animales monogástricos a diferencia de los rumiantes
tienen una capacidad limitada para fermentar fibra insoluble.
La fibra insoluble que escapa a la digestión enzimática y
es utilizada por la población microbiana residente como un sustrato
fermentativo en el intestino delgado distal y el intestino grueso produce
metabolitos que incluyen ácidos grasos de cadena corta que a su vez promueven el
crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, apoya la integridad
intestinal y la función inmune adecuada. Los estudios con cerdos y aves de
corral han demostrado que las características de fermentación y sus efectos
beneficiosos sobre la salud intestinal varían ampliamente según el tipo, la forma
y las propiedades fisicoquímicas de la fibra.
En
el caso de las cerdas gestantes, está demostrado desde hace tiempo la
importancia de la adición de fibra insoluble para generar saciedad y evitar el
estreñimiento en este grupo de hembras que tienen el consumo restringido, diluir
el contenido energético de las raciones para evitar el engrasamiento del canal
de parto y glándula mamaria, así como para la prevención de ciertas patologías
como ulceras estomacales. Actualmente, el uso de fibras sintéticas compuestas
por ligninas y celulosas ya es común en las raciones de cerdas lactantes y está
siendo considerado en el resto de las categorías de cerdos.
Las raciones de los cerdos consisten en una cantidad
considerable de carbohidratos, que escapan parcialmente de la digestión del
intestino delgado y pasan al intestino grueso, donde los microorganismos la
fermentan. La fermentación microbiana da como resultado la producción de ácidos
grasos volátiles de cadena corta, ácidos grasos de cadena ramificada, lactato,
aminas, indoles, fenoles y varios gases como hidrógeno, dióxido de carbono y
metano. En ausencia de un adecuado contenido de fibra, la fermentación
proteolítica puede tener lugar en el colon produciendo metabolitos
potencialmente dañinos como aminas biogénicas y fenoles. El uso de enzimas
exógenas como proteasas pueden paliar estos efectos negativos que favorecen
proliferación de patógenos como Clostridium
y Coccidios.
Existen estudios que afirman que el consumo de fibra tiene
un impacto en la expresión genética de grupos de proteínas que tienen funciones
en el mantenimiento de la integridad de la barrera mucosa por lo que algunos
autores consideran que la fibra puede tener efectos prebióticos en los cerdos
debido a las interacciones con el microambiente intestinal y el sistema
inmunitario asociado al intestino.
En
tanto que las gallinas livianas de postura comercial también tienen que tener
una incorporación de un 5-6% de “fibra bruta” en su etapa de desarrollo para un
correcto funcionamiento de su sistema digestivo, especialmente en cuanto al mejoramiento
de la motilidad digestiva y desarrollo de las paredes musculares de la molleja.
Esto podría ser claramente extrapolado a pollos parrilleros en sus etapas
iniciales.
La
inclusión de cantidades moderadas de fibra insoluble en raciones para aves
mejora la respuesta productiva en los siguientes aspectos:
·
Mayor peso de
buche, molleja y proventrículo.
·
Incrementa la
producción de ácido clorhídrico, disminuyendo el pH de la digesta a nivel estomacal
beneficiando la acción de la pepsina en la digestión de las proteínas.
·
Mayor producción
de bilis, que favorece la emulsificación y digestión de los lípidos
incrementando la energía metabolizable del alimento.
·
Mejora la
actividad de las enzimas pancreáticas.
·
Potencia la
movilidad gastrointestinal (estímulo de retroperistalsis más potente).
·
Sincronización
entre el proceso de digestión y absorción.
·
Beneficia el
crecimiento de la microbiota deseada desde el punto de vista de salud
intestinal.
·
Mejora el
bienestar animal.
En Argentina, según la zona geográfica se puede
disponer de diversos subproductos fibrosos como afrechillo de trigo, cascarilla
de soja, harina de girasol y pellet de alfalfa deshidratada. Ademas existen
fuentes de fibra sintéticas libres de micotoxinas con una alta concentración de
lignina-celulosa que hacen que se utilice a menor inclusión que las fuentes
tradicionales de fibra.
La fibra tiene que ser incluida en la dieta de los
animales monogástricos para mantener funciones fisiológicas normales en el
tracto digestivo ya que el impacto negativo está solo asociado a las
propiedades físicas de los distintos tipos de fracciones de fibra por lo que
resulta fundamental conocer estas fracciones para determinar el uso de
correctas estrategias nutricionales. Además, la fibra tiene efectos en la
permanencia y la diversidad de la microbiota intestinal promoviendo efectos
benéficos en la salud y la performance de los animales.
La interacción de la fibra con la microbiota intestinal promueven
a la salud intestinal y ejercen mecanismos que mejoran la eficiencia en la
alimentación de los animales teniendo en cuenta el tipo, la forma, las
propiedades fisicoquímicas y la inclusión de la “fibra” en las dietas de
animales monogástricos.